La crisis, una excusa para innovar
- Mariángela Gatta
- 24 abr 2015
- 4 Min. de lectura
Las cifras, textos de consulta y la cotidianidad misma apuntan a la existencia de una crisis económica global. Esta es una época agitada y convulsa, por eso se prevén reconfiguraciones y reestructuraciones de orden empresarial, y con ellas viene la oportunidad de desarrollar y coordinar una cartera de innovación. La crisis es la mejor excusa para innovar.
¿Estarán al corriente todas las organizaciones? Expertos en la materia como Quinn y Nagji señalan que existe un cambio importante en el tono de las conversaciones que los miembros de los equipos directivos mantienen ahora. Estos ya no pasan la mayoría de sus horas de trabajo obsesionados con la idea de reducir de costes, optimizar y reestructurar. La atención se dirige en el crecimiento y en encontrar nuevas oportunidades de negocios.
“En otras palabras, la innovación ya no se encuentra en suspenso; es uno de los imperativos”, aseguran los especialistas.
Motor del cambio económico
El mundo occidental vive un acelerado proceso de globalización, de allí la importancia de que cada empresa trabaje en la diferenciación de sus productos/servicios. El hecho de que el mundo se encuentre interconectado hace que la competencia se incremente, por ello es vital buscar nuevas vías de crecimiento sostenible. Hay que afianzarse en las capacidades que nos distinguen y trabajar en ellas. “Quizás la innovación, por sí sola, no sea suficiente para que la organización consiga diferenciarse, pero lo que sí es seguro es que sin ella no hay futuro”, sostienen los autores de la revista del Club Excelencia en Gestión (febrero, 2006)
Sabemos que innovar se trata de cambiar las cosas introduciendo novedades. Pero tener una idea es solo el 50%, es necesario llevarla a cabo, materializarla. Y no solo eso, el mercado debe reconocerlo como tal.
¿Será necesario pergeñar una idea brillante? No, es posible continuar comercializando un producto o servicio e innovar únicamente en la forma en que se vende o distribuye, en el marketing. Tampoco se trata de devanarse los sesos creando grandes inventos, bien sabido es que se puede innovar con asuntos pequeños e ir aumentando gradualmente en la medida en que se van obteniendo beneficios y se pierde el miedo.
Muchas empresas llevan a cabo grandes transformaciones en aras de innovar. Y es que elevar el 0,1% del gasto destinado a innovar incrementa el 1,2% de la renta por habitante, de acuerdo a estadísticas españolas emanadas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos. El panorama español obedece a la prioridad que concede la Unión Europea a la innovación, se está propiciando y fortaleciendo la misma.
Venezuela, por su parte, vive una situación distinta. “Los venezolanos somos muy creativos pero poco innovadores, es decir, tenemos muchas ideas pero no las convertimos en realidad, lo cual ocurre por dos razones principales: desconocemos que la innovación es un proceso y que las ideas apenas son el inicio del mismo y tenemos poca tolerancia al fracaso. Al innovar necesariamente debemos estar preparados para fallar. Hay que desarrollar la capacidad de aprender de los errores, esto permitirá ajustar el proceso de innovación y obtener resultados que se adapten al área en que se desee innovar: un producto/servicio, el sistema gestión - en caso de ser una innovación de procesos - o en la organización - en caso de ser una innovación en modelo de negocios - , expone Gilberth Araujo, asesor en sistemas de gestión, auditor líder y director de la empresa Csaica.
¿Este es el momento de innovar?
Lo natural es que el lector se pregunte si será la innovación la que nos ayudará a salir de la crisis. Lo cierto es que la austeridad nos ha obligado a reducir costes y personal, hay menos talento humano, tiempo y dinero parta emprender. La consecuencia es que se deben conseguir más resultados con muchos menos recursos y que la puesta en marcha del plan de innovación debe ser eficaz.
Si estad usted leyendo este texto es porque es un sobreviviente de la crisis. Continuar avanzando supone un desafío porque los cambios suceden vertiginosamente, pero también es cierto que los cambios están llenos de oportunidades para innovar. Solo las personas ágiles e inteligentes explorarán, encontrarán y explotarán nuevos caminos, nuevas formas de hacer las cosas, se reinventarán a sí mismos y a sus empresas.
Innovar nos hace competitivos
Para Araujo la importancia de la innovación reside en que ésta tiene la capacidad de motivar al equipo de trabajo por cuanto conlleva a pensar en la mejora continua de los procesos, bienes/servicios y modelos de negocios. “Además al innovar contribuimos con la evolución del mercado y agregamos mayor valor compartido a los grupos de interés, esto es porque las necesidades de las sociedades van cambiando conforme cambian los individuos que las componen”.
Ahora bien, entendemos que debemos innovar, ¿pero cómo hacerlo?
Lo primordial es fijar objetivos claros y bien definidos, ¡nada de ambigüedades! Tras el aporte de ideas interesantes hay que evaluar cómo ponerlas en marcha y estudiar si de verdad aportan valor. Se debe someter a análisis qué modelos de negocios, procesos y canales no han sido aprovechados y qué beneficios se podrían obtener si se decidiera explotarlos. Una vez planteado el proyecto, se debe disponer de una base de datos para hacerle seguimiento, gestionarlo y medirlo. No se trata de abarcar múltiples proyectos, sino de poner en práctica uno o unos pocos para que sea posible orientar suficiente atención y recursos. Si en su organización se están llevando a cabo algunos proyectos que consumen demasiado dinero, tiempo y energías, tenga la sensatez y desprendimiento necesario para abandonarlos. Solo así podrá administrar la energía en proyectos realmente innovadores y sostenibles. Con ello dispondrá de más personal y recursos.
Solo un equipo bien formado e informado puede llevar a cabo un proceso innovador. El personal debe disponer de capacidades, herramientas, disciplina, tiempo y recursos para crear. Las empresas que deseen mantenerse a largo plazo deben innovar, por más sinuoso que resulte el camino y pese a desaciertos, dudas, errores y riesgos, todos ellos forman parte del proceso de crecimiento.
Referencias:
Innovación, innovadores y empresas innovadoras, Francisco Corma Canós.
Una agenda de la innovación para asegurar el éxito, Brian Quinn y Bansi Nagji.
Innovación y competitividad, Leonardo Veiga.
Marco de referencia de innovación, Club de Excelencia en gestión.

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