4 barreras que debe superar todo auditor eficaz

Aceptémoslo, no todas las personas están hechas para ser auditores. Temple, entereza, seriedad y credibilidad deben acompañar a este profesional cuya valía se prueba en cada gestión realizada exitosamente.

¿Tienes madera de auditor? ¡Genial! Quisiéramos decirte que con eso basta, pero la realidad es que el asunto va más allá. La conducta de un auditor debe ser intachable y depurada de vicios, a fin de no afectar su labor ni el desenvolvimiento de la auditoría. Son muchos los obstáculos a sortear por un auditor hasta poder desempeñar su oficio de manera ejemplar. Hoy nos referiremos a las cuatro barreras que debe superar todo auditor eficaz.

• Parcialidad: Eres un auditor, no un inquisidor. Intimidar, acusar y amenazar al personal de las compañías es contraproducente y puede propiciar disputas. No está bien buscar errores de manera sistemática, augurando fallas. La objetividad debe privar.

• Ser excesivamente permisivo: Desarrollar empatía es sano porque te permite ponerte en lugar del otro y demostrar cuán amable y comprensivo puedes ser. Sin embargo, no puedes pasar por alto fallas importantes para quedar bien con los demás. Lo que puede parecerte benévolo posiblemente resultará siendo nocivo para la organización, por eso debes demostrar carácter y firmeza.

• Indiscreción: El auditor tiene acceso a gran cantidad de documentos, al recorrer la empresa descubre asuntos que están vedados para el resto. En ningún momento revelará la naturaleza de sus hallazgos ni divulgará información confidencial. Discreción y prudencia deben acompañar al auditor en todo momento.

• Ignorar las normas: La ley entra por casa, así que si esperas que tus auditados conozcan y cumplan las normas, debes dar ejemplo siendo un estudioso de las ISO, actualizaciones, leyes y demás reglamentos que rigen la labor que supervisas. El conocimiento te faculta para preguntar, argumentar y aportar lo que la empresa requiere de ti.

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